El poder de la estética

¿Qué representa la estética en nuestra sociedad? Posiblemente, lo mismo que en las sociedades antiguas. En la evolución del hombre no existen cambios radicales en los aspectos esenciales de su vida personal, como son la alimentación, la vivienda y la seguridad para cubrir sus necesidades básicas.
Es en su relación con otras personas y con el medio, cuando de inmediato surgen los códigos de comportamiento, de lenguaje, de actitud y, por supuesto, de aspecto físico.
En el plano personal, se dan unos elementos comunes y otros diferenciadores. Todos los miembros del grupo actúan y se visten de forma similar… ¡pero!, existe la necesidad vital de ser uno mismo, y finalmente escoger esos rasgos que nos distinguen. Tanto el hombre como la mujer han hecho gala de mostrar jerarquía o superioridad, o una diferenciación positiva, además de por sus habilidades por su vestimenta y estética.
Es verdad que, en un comienzo, los cosméticos fueron usados aparentemente en ritos religiosos. Sin embargo, ya en el Paleolítico, hace unos 30.000 años, se presume que los colorantes que se conocían en esa época también se utilizaban para adornar cuerpos de hombres y mujeres.
Posteriormente, los pueblos mesopotámicos desarrollaron en sus habitantes un concepto de la estética y la belleza de una exquisitez acorde al alto refinamiento de la escultura y la arquitectura de sus ciudades, entre las cuales Babilonia hace gala de sus pinturas, grabados y murales. En ellos, hombres y mujeres aparecen delgados, de piel clara, de rasgos estilizados y atractivos ojos, que se agrandaban y destacaban con máscaras de antimonio, polvo de oro y elementos que todavía hoy, 6.000 años más tarde, seguimos utilizando. Al igual que usaban aceites, perfumes, jabones y diferentes elementos para cuidarse uñas, dientes, orejas, así como para conseguir depilarse.
Aún así, ¿seguimos creyendo que el interés por la estética de nuestra sociedad es otro elemento más de la modernidad de esta época? Definitivamente, no.
No hay nada tan antiguo como el valor de la belleza. De hecho, en el Antiguo Testamento hay una gran cantidad de relatos sobre los cuidados estéticos del pueblo judío, con narraciones de la importancia de la cosmética y de los perfumes, así como de su uso por parte de quienes podían permitírselo; entre ellos, la Reina de Saba y otras mujeres de la nobleza, que se sometían a masajes y especiales cuidados con aceites de flores y de mirra, para torcer la mano al paso del tiempo y retrasar el envejecimiento de la piel, cuando todavía no solo no se había inventado el antiaging, sino que ni siquiera existía el inglés para crear esta palabra.
Claramente, la búsqueda de la belleza a través del cuidado personal no es un invento moderno.
Anteriormente descubrimos que la evolución de la estética ha caminado paralela a la evolución del hombre, y claro está que no ha sido un invento del hombre moderno, y es que la encontramos como parte esencial en los pueblos antiguos de los que tenemos noticia, en los que estaba asociada directamente al desarrollo general de cada grupo de población.
Ejemplos hay muchos, ya sea en las ciudades de Ur, Uruk, Eridu y Babilonia en Mesopotamia, Alejandría, Tebas o Menfis en Egipto, como también en distantes regiones como Hangzou y Beijing en China. Pero ¿qué tienen en común estas poblaciones de hace miles de años y separadas por miles de kilómetros? Los estudios nos dicen que es el desarrollo de su conjunto, de las artes, cultura, la búsqueda de mejorar su calidad de vida, y asociado a ello también la estética, en todo, en sus utensilios, vestimenta, arquitectura y por supuesto también en la apariencia física, asunto que en la Grecia de Aristóteles y Platón, se transformó en condición imprescindible, en una época que también valoraba la armonía y proporción de las personas. Así, la belleza está aquí, arraigada en el desarrollo del hombre europeo, y hace ostentación de su importancia en el Renacimiento, en el que se considera la belleza como la armonía de las proporciones, concepto que artistas, artesanos, arquitectos y creadores de todo tipo se afanan en alcanzar en sus creaciones.
De esta rica época, en la que el círculo y el cuadrado son consideradas formas perfectas, nos queda un vasto legado de arquitectura, paisajismo, pintura y escultura entre otras manifestaciones de esta forma de vivir la belleza y en la que la forma de ver a la mujer y al hombre también se fundamenta básicamente en una armonía de proporciones, y en el que su ser está hecho a partir de éstas.
Orden y belleza o belleza y orden para un funcionamiento perfecto de las partes que componen los objetos de la naturaleza y las personas. Da Vinci lo deja claro con su obra ¨El hombre de Vitrubio¨, donde el cuerpo, a partir del ombligo, se inscribe en un circulo y un cuadrado en el que existe total armonía entre sus partes como también en la suma total de la figura humana, como resultado de cálculos matemáticos y también geométricos.
Orden, proporción y perfección. Esto es belleza en el Renacimiento, y hemos continuado disfrutándola por otros 600 años, en todo su legado artístico y arquitectónico, en miles de edificios en los que círculo y cuadrado han trazado plantas, fachadas, como también en la planificación urbana de nuestras ciudades fuertemente influenciada por ese periodo, donde la inspiración procede de la observación de las formas presentes en la naturaleza. Esta visión no solo incluye al hombre, sino que lo pone en su centro, en un antropocentrismo total que lo convierte en objeto de estudio y centro del universo, en el que no presenta defectos y además camina y articula miles de movimientos en perfecto equilibrio y armonía.
¿Hemos perdido, 600 años más tarde, esta visión fundamental de nuestra propia belleza? ¿Y por qué? ¿Hemos ganado o perdido como sociedad con este cambio? Definitivamente la belleza del cuerpo no está para merecer descuido o desprecio. Muy claro lo han tenido tanto Miguel Ángel como Leonardo da Vinci, maestros de la belleza.
Artículo publicado en la revista Executive Excellence:
- http://www.eexcellence.es/index.php/expertos-en-gestion/el-poder-de-la-estetica-i
- http://www.eexcellence.es/index.php/expertos-en-gestion/el-poder-de-la-estetica-ii