Héctor Valdés, esculpiendo la belleza

8 septiembre, 2017BellezaEn los medios

Héctor Valdés, esculpiendo la belleza

8 septiembre, 2017
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Licenciado en Medicina y doctor en Cirugía por la Universidad de Chile, Héctor Valdés es especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva (Río de Janeiro) y especialista en Cirugía Plástica por la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica. 

Fundador de una exclusiva clínica de cirugía estética en Santiago de Chile, se instala ahora en España, donde ha escogido los alrededores de Madrid, en San Lorenzo de El Escorial, para la apertura de su nueva clínica; además de seguir compaginando esta labor con su responsabilidad como miembro del cuadro médico del Hospital Internacional HC de Marbella.

También forma parte de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC), la Sociedad Española de Cirugía Estética (SECE), la American Academy of Aesthetic Medicine (AAMM) y la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica, entre otras. Presidente y fundador de The Chilean Association of Aesthetic Medicine entre 1990 y 1997, es además asesor del Departamento de Investigación de los laboratorios Nescens en Suiza y colaborador en diversas actividades, congresos, publicaciones y estudios científicos. Asiduo experto en programas divulgativos y debates televisivos, posee un gran reconocimiento internacional, tras una sólida trayectoria de más de 30 años de trabajo y quince mil cirugías plásticas.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: ¿Cuáles son las principales escuelas de cirugía y sus características diferenciales?

HÉCTOR VALDÉS: La especialidad de Cirugía Plástica nació y se desarrolló fundamentalmente en Europa, muy ligada a la Guerra, que motivó la corrección de los daños corporales. En concreto, de las escuelas inglesa y alemana, bastante fuertes, salieron los grandes cirujanos plásticos, esencialmente reconstructores o reparadores. Uno de los alumnos aventajados de la escuela inglesa fue el famoso cirujano brasileño Ivo Pitanguy, que volvió a su país inmediatamente después de la Guerra.
En los climas más cálidos, como el de Brasil, hay una mayor exposición del cuerpo, al contrario que en Europa, donde la gente va más tapada. En aquella época, se daba una mayor demanda de correcciones, sobre todo de reducción mamaria. La propia anatomía de la mujer brasileña, cuyos bustos, en parte por un tema hereditario, pueden llegar a pesar más de un kilo y medio cada uno, favoreció esta demanda. Comenzó a surgir entonces, de una forma predominante, una cirugía que era reparadora pero que, a diferencia de la corrección de una herida de guerra –que no importaba cubrir con piel de otro color, pues esto ya permitía a la persona seguir trabajando sin problema–, pretendía un objetivo estético –es decir, en esa corrección, era muy relevante que la cicatriz fuese fina y pasase desapercibida–. Así empiezan a considerarse los elementos estéticos de una cirugía enfocada a preservar la feminidad y sensualidad de la mujer.

En paralelo, en Estados Unidos, se produce un desarrollo enorme después de la Segunda Guerra Mundial, tanto tecnológico como en la calidad de vida de la sociedad. A esto se suma el impulso de la industria del cine, con actores y actrices donde el atributo físico era muy importante. A partir de entonces, las actrices comienzan a solicitar tratamientos de rejuvenecimiento del rostro, así como algunas correcciones, especialmente para el aumento del busto (también por un componente genético, en este caso contrario al de la mujer brasileña, la norteamericana suele tener un busto más pequeño). El cine potenció el llamado de sensualidad, de glamour y de feminidad a través del escote.

Si bien ya existían algunas alternativas para el aumento con materiales esencialmente sintéticos que daban problemas, en 1962 los médicos norteamericanos Cronin y Gerow descubrieron que la silicona tenía una menor reacción adversa o de rechazo dentro del cuerpo. Los implantes mamarios de silicona empezaron a proliferar y muchas actrices se sometieron en Estados Unidos a este tipo de cirugías estéticas, especialmente de aumento del busto, cuando en Brasil se hacían eminentemente cirugías de reducción del tamaño del busto, con un fin reparador pero también con un componente estético.

Estas dos grandes escuelas se dirigen a grupos de pacientes bien distintos: en Estados Unidos a la clase con alto poder adquisitivo, que podía financiárselo, y en Brasil, a la masa. Además, en este país se valoró la reducción mamaria como una cirugía necesaria para la población, de modo que se hacía en los hospitales públicos de forma gratuita. Desde entonces han existido estos dos grandes polos de desarrollo de la cirugía plástica y estética en el mundo.

Desde los años 50, Estados Unidos ha desarrollado productos, materiales, instrumental, equipamiento…, y sus precios de ejecución son elevados. Sin embargo, Brasil se ha alzado como, lo que podríamos denominar, una escuela alternativa, en la que importa la capacidad del artista, el hacer a mano de un médico que cuenta con recursos y medios muy limitados. La prioridad es la estimulación del sentido personal de forma, de diseño y de arte de estos cirujanos, con el objetivo de conseguir, incluso en condiciones precarias en muchos hospitales, muy buenos resultados de plástica con un altísimo componente estético. Al tratarse de una cirugía gratuita, muchos médicos de todo el mundo llegaron a Brasil para formarse.

Para leer la entrevista completa: http://www.eexcellence.es/index.php/entrevistas/con-talento/personajes-con-talento-dr-hector-valdes-esculpiendo-la-belleza




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